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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Fuentes de resistencia al cambio

La falta de colaboración del cliente en algún momento el proceso terapéutico es un gran impedimento para la mejoría. Hay distintas razones que pueden llevar a dificultades en la cooperación del cliente:

  1. Que el cliente no tenga las actitudes que se requieren para llevar a cabo determinadas conductas o indicaciones terapéuticas.
  2. Que el terapeuta no disponga de experiencia para trabajar con determinados clientes (ancianos, personas institucionalizadas, niños, etc.) o de las aptitudes que se requieren para llevar a cabo un determinado programa de tratamiento.
  3. Que las personas del entorno del cliente favorezcan el mantenimiento de sus patrones disfuncionales, bien estigmatizándole por acudir a un centro de salud mental, bien desaprobando o boicoteando sus tentativas de cambio.
  4. Que el cliente tenga expectativas reducidas sobre el cambio por considerar que el tratamiento propuesto no será efectivo, o por tener la creencia de que él no posee las capacidades necesarias para lograrlo.
  5. Que el paciente considere que la consecución de sus metas puede ocasionar algún perjuicio a personas significativas de su entorno. Por ejemplo, si un cliente persigue como objetivo terapéutico llegar a independizarse, puede bloquear los avances por temor a ofender o producir malestar a sus padres.
  6. Que el cliente sienta temor ante el desconocimiento de cómo podrá llegar a pensar, sentir o comportarse cuando abandone sus patrones disfuncionales.
  7. Que algunas de las creencias disfuncionales del cliente las tenga también el terapeuta y, por tanto, interfieren con el cambio. Por ejemplo, si un paciente muestra creencias perfeccionistas y el terapeuta también participa de estas creencias, puede llevarles a plantearse como objetivo la eliminación total de conductas problema que no pueden eliminarse del todo, aunque sin mejorarse notablemente.
  8. Que el cliente no entienda o le falte información sobre pasos que ha de dar para la consecución de sus metas.
  9. Que el cliente tema perder los beneficios secundarios que le originan sus patrones disfuncionales.
  10. Que el terapeuta realice intervenciones no oportunas o no las adapte correctamente al ritmo del cliente.
  11. Que el cliente no tenga la suficiente motivación para el cambio porque no acude voluntariamente a la terapia.
  12. Que la excesiva rigidez o necesidad de control del cliente interfiera con las indicaciones terapéuticas.
  13. Que el cliente tenga problemas de control de sus impulsos y/o dificultades para seguir un plan estructurado de tratamiento.
  14. Que las metas terapéuticas no sean realistas, no hayan sido suficientemente explicitadas, no estén bien definidas operativamente o exista falta de acuerdo entre terapeuta y cliente en cuanto a los objetivos a alcanzar.
  15. El cliente y/o el terapeuta se sientan frustrados por la falta de avances o por la lentitud de los progresos conseguidos.
  16. Que el hecho de asistir a psicoterapia influya negativamente en la autoimagen del cliente y, con ello, en los progresos terapéuticos.
De esta forma se describen tres tipos de resistencia: la resistencia originada por variables internas del cliente, la resistencia ocasionada por variables ambientales y la resistencia debida a variables del terapeuta. El terapeuta tiene que intentar superar todas estas resistencias.

Fuente: Vallejo Pareja, Miguel A. (1998) Manual de terapia conducta. Madrid: Dykinson